Durante la invasión nazi de Polonia, San Maximiliano Kolbe fue detenido y llevado como prisionero a una cárcel de Varsovia y posteriormente fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz.
El P. Jose Stemleer, uno de los sacerdotes que también permaneció recluido en el campo de concentración, recuerda sobre San Maximiliano que “era verdaderamente bueno. Para él no existían enemigos, amaba a cada persona en Dios”.
“Yo quería vivir y fui a verlo. La manera como apretaba tan cálidamente mi mano, y el modo como refería todo a la misericordia de Dios, me reanimaron. Me invitó a que tuviera fe en la victoria del bien”, señala el P. Stemleer.
Esta película nos muestra la apasionante historia de un hombre que llevó las dos coronas: la de la pureza y la del martirio.