🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Martes 18 de agosto de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (19, 23-30): «En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo les aseguro: es difícil que un rico entre el Reino de los cielos. De nuevo les digo: es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios».
Al oír esto, los discípulos se quedaron impresionados y dijeron:
«Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús los miró y les dijo:
«Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible».
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo:
«Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos espera?»
Jesús les contestó:
«Les aseguro que ustedes, los que me han seguido, cuando todo se haga nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, se sentarán también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por mi causa, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Hay muchos primeros que serán últimos y muchos últimos que serán primeros»
Nos dice Jesús que muchos de los primeros serán los últimos y muchos de los últimos serán los primeros.
Es muy importante esta verdad para los que practicamos la fe católica, que ya no estamos en la ignorancia y podemos pecar con luz. En nuestro caso es más grave nuestra falta que la del que no conoce a Dios e ignora muchas verdades de fe o moral cristiana. Así, en ese sentido podemos llegar a ser los últimos en entrar al Reino de los Cielos, porque sabiendo o teniendo presente las palabras de Jesús no buscamos la santidad en esta vida.
Hoy celebramos a Santa Elena, una gran santa de los primeros tiempos del cristianismo, del Imperio Romano. Su nombre significa «antorcha resplandeciente». Fue la madre del emperador Constantino, que les concedió la libertad a los cristianos después de varios siglos de persecución, y logró encontrar la cruz de Cristo en Jerusalén. Nació en el año 270 en Bitinia (sur de Rusia, junto al Mar Negro).
Un día pasó por esas tierras un famoso general romano, llamado Constancio Cloro y se enamoró de ella, se casaron y tuvieron a Constantino. Años mas tarde el emperador de Roma, Maximiliano, le ofreció un cargo como colaborador más cercano, pero con la condición de que repudiara a su esposa Elena y se casara con su hija.
Dejándose llevar por su ambición al poder Constancio dejó a Elena.
Esta santa sufrió un humillante abandono y en medio del sufrimiento y la soledad conoció a Dios.
Cuando murió su marido, su hijo Constantino fue proclamado Emperador por el Ejército. En una de las batallas Constantino tuvo un sueño donde Cristo le mostraba la cruz y le decía: «con este signo vencerás». Al llevar la cruz al combate venció y tras la victoria en el año 313 Constantino decretó la libre profesión de la religión catolica y expandió el cristianismo por todo el imperio.
Constantino amaba mucho a su madre y la nombró Emperatriz. Ella hará muchísimo por el cristianismo, consiguió muchas reliquias, muy importantes.
San Ambrosio habla de ella y cuenta que a pesar de ser la madre del Emperador, se vestía con sencillez, ayudaba a muchos pobres y se pasaba rezando muchas horas en el templo. Se la considera gran intercesora de las personas tristes o con depresión.
En Tierra Santa hizo construir tres templos importantes, uno en el Calvario, otro en el Monte de los Olivos y otro en Belén.
Pidamos a esta gran santa ser siempre fieles a Dios, que si sabemos que hay algo que puede ser ofensivo a Dios, no ensuciemos nuestra alma. A.M.D.G.