🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Miércoles 15 de julio de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (11, 25-27): «En aquel tiempo, Jesús exclamó:
«Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre sólo lo conoce el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Hace algunas semanas meditábamos este evangelio. Y hoy volvemos a hacerlo, y a recordar que nuestra gran preocupación tiene que ser hacernos pequeños ante Dios. No debemos creernos
fuertes ni santos, ni alimentar el amor propio, porque así nos deleitaríamos y vanagloriaríamos buscándonos a nosotros mismos y no a Dios.
En cambio, una persona que busca la santidad, a medida que crece espiritualmente ve en sí misma cada vez más miserias, se siente frágil y pequeña, una «nada» ante Dios, y la humildad se va adueñando de su vida.
Y seguro que tendrá los mismos pensamientos de san Juan Bautista: «es necesario que Él (Jesús) crezca y que yo disminuya».
En el camino a la santidad siempre hay una lucha interior hasta poder sacar el orgullo escondido en nuestra alma.
Todo esto es necesario para que seamos almas pequeñas ante Dios, y como niños tomados de la mano de nuestro Padre es más sencillo transitar por el camino correcto.
Pidamos a nuestra Madre Santísima una gran humildad, para hacernos casa vez más pequeños. A.M.D.G.