🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Miércoles 2 de septiembre de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (4, 38-44): «En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta, y le pidieron que la sanara. Jesús, inclinándose sobre ella, mandó a la fiebre que saliera y se le quitó. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al atardecer llevaron ante Jesús enfermos de todo tipo y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos de ellos salían también demonios gritando:
«¡Tú eres el Hijo de Dios!»
Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al día siguiente, salió a un lugar solitario. La gente lo buscaba; y cuando lo encontraron, quisieron retenerlo para que no se alejara de ellos. El les dijo:
«También en las demás ciudades debo anunciar la buena noticia de Dios, pues para esto he sido enviado».
Y se fue a predicar por las sinagogas de Judea.»
Hoy el evangelio nos relata la sanación de la suegra de Pedro y de varios enfermos.
Qué importante para la sanación es la fe y la perseverancia, nunca pongamos tiempos a Dios.
Y si recibimos la gracia de la sanación, deberíamos entregarnos de lleno al servicio de Dios, como la suegra de Pedro. Siempre que recibimos un gran milagro debemos comprometernos a trabajar para el Reino de los Cielos. Ese tiene que ser nuestro agradecimiento.
Pidamos a nuestra Madre Santísima ser fieles servidores del Reino de los Cielos en este mundo. A.M.D.G.