“Mi nombre es María Luisa, soy de Cañuelas.
En el año 2015, fallecieron mi padre, y mi mejor amiga, desde hacía casi 40 años. Esos golpes tan fuertes, hicieron que cayera en una tristeza muy grande.
Al principio me apoyaba en el yoga, que practicaba desde hacía 4 años, esto me daba tranquilidad. La práctica del yoga, me llevó a conocer sus símbolos, como mandalas, llamadores de ángeles, piedras
energéticas, budas, etc., y comencé a decorar mi casa con estos objetos.
En el trabajo, soy docente, la mayoría de mis compañeras me hablaba del Padre René, y de todas las cosas buenas que ocurrían en su Parroquia. Yo no había ido nunca a Empalme Lobos, pero un día, le dije a mi marido, si me llevaba, y allá fuimos.
Al entrar en la Parroquia San Vicente Pallotti, miré el Santísimo, y le pedí poder hablar con el Padre, y a los pocos minutos, la secretaria me confirmó que el Padre me iba a atender, a pesar de no tener turno.
Cuando llegó el momento de contarle al Padre René lo que me pasaba, le quise explicar que no tenía turno, a lo que me respondió que si estaba sentada ahí, era porque Dios lo había dispuesto así.
Al poco tiempo volvimos, esta vez con turnos, y en esta ocasión, el Padre René me propuso ayudar en la Parroquia junto con mi marido. Siempre le comento al Padre, lo feliz que me hizo ser servidora,
ya que desde que presenciamos la primer Misa de Sanación, sentí que quería, e iba a ser, algún día, una de las personas que ayudaban, con sus pañuelos blancos en el cuello.
A fines de agosto, participamos de la Peregrinación a Salta y Jujuy, donde tuve la oportunidad de oír muchos testimonios, entre los que se nombraba mucho, la nueva era, el reiki, el yoga, etc, y todo lo malo que les había ocurrido a quienes lo habían practicado. Yo comenté todo lo que había en mi casa, y el Padre René me sugirió que saque todo lo que no tuviera que ver con la Religión Católica, y que íbamos a notar un cambio positivo en la casa. Al volver del viaje, lo primero que hicimos fue desechar los objetos que tuvieran que ver con el budismo, u otras religiones no Católicas, que por ignorancia, teníamos en casa , junto a la imagen de la Virgen de Lourdes, por ejemplo.
Mientras sacábamos las bolsas a la calle, el ambiente se sentía raro, como pesado, y en un momento comentamos con mi marido, sentir un fuerte escalofrío.

Al día siguiente, le comentamos al Padre lo sucedido, y nos tranquilizó saber que era una buena señal.
Cierto día, el Padre vino a bendecir nuestro hogar, y nos dijo que de no haber tirado todas aquellas cosas, le hubiera sido imposible llegar.
Ahora, en nuestra casa, San Benito y San Miguel Arcángel nos protegen, la Virgen de Lourdes, y la Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús son las Reinas de la casa.

Gracias Padre René por acercarnos a DIOS.”