¿Cuándo nos exponemos a quedar bajo la “Acción extraordinaria del demonio”?

               Hay personas que con plena y deliberada intención piden al demonio interactuar para establecer con él una relación, sea mediante un culto público, como son las sectas satanistas o a través de pactos para gozar de ciertos beneficios. Estas personas están propensas a quedar bajo los efectos extraordinarios del enemigo.

              También Dios puede permitir una acción extraordinaria del demonio para corregir a la persona por un pecado grave que haya cometido, por ejemplo, si fue a tirarse las cartas o a que le lean las líneas de las manos. Si Dios permite que esto suceda es porque quiere conseguir, por un lado, inspirar horror hacia ese pecado y por otro lado, motivar la conversión de la víctima y la de todo su entorno.

              Una persona puede ser culpable por ignorancia. La víctima  puede alegar que desconocía que iba a tener un trato directo o indirecto con el demonio. Pero al hacerlo es culpable, aunque sea ignorante. Muchas personas que están sufriendo en el ámbito económico, laboral, físico, social o afectivo, motivados por mejorar estas situaciones, utilizan recursos que exceden las capacidades propias de la naturaleza humana: utilizan energías, vibraciones, entidades, acudiendo a lugares específicos oscuros. En estos ambientes se hacen  ciertos rituales en los cuales se invocan a demonios y se les hace peticiones. Ha habido casos de personas que, por utilizar estos medios, han quedado bajo una acción extraordinaria del demonio.

             En otras ocasiones personas que hayan jugado a ciertos juegos, como el de la copa o la ouija, el “charly-charly”, etc, así haya sido por curiosidad o diversión, pueden quedar bajo los efectos de una acción extraordinaria también. Se ignora que a través de estos juegos se entra en una relación personal con el demonio. 

                 El Padre exorcista Rogelio Alcántara explica que también una persona que nunca se haya involucrado en estas prácticas puede sufrir una acción extraordinaria del demonio. Cualquier persona puede operar contra otra pidiendo al demonio que actúe. Por ejemplo, un padre tiene potestad directa sobre su hijo y puede pedir al demonio que lo consagre a él. Existen las maldiciones, los ritos satánicos, los maleficios, los pactos, brujería, etc. que permiten actuar extraordinariamente sobre cualquier ser humano. Hay que tener en cuenta que Dios respeta la libertad del hombre, aunque sean acciones malvadas, porque de cualquier mal, Dios saca un bien mayor.