¿El  reiki es peligroso?

             Sí. El mayor peligro reside en que abre la puerta a la acción extraordinaria del demonio (AED). Es común que esta práctica termine generando depresión, tristeza, angustia y confusión mental, entre otras cosas. 

            Quienes practican el reiki pretenden utilizar las supuestas “energías cósmicas” o la “energía cósmica universal” para sanar a alguna otra persona. El reiki como tal es una supuesta “técnica de curación” inventada en Japón a principios del siglo XIX por Mikao Usui. . 

               Quien practica el reiki cree tener un poder extraordinario para ayudar a otros. El problema es que el que viene a colaborar cuando el reikista está haciendo uso del presunto poder de sanación es, en verdad, el demonio. El reikista no tiene ningún poder, aunque crea tenerlo. Se invocan a deidades y espíritus, que en definitiva son demonios.

             Muchas veces, los síntomas de la enfermedad desaparecen luego de la “sesión” de reiki y esto ocurre porque efectivamente el demonio puede actuar sobre la materia y sobre la materia orgánica de un cuerpo, de un organismo, de un ser humano y provocar una aparente “sanación”. Pero los síntomas volverán después con más fuerza y las enfermedades se recrudecerán.

              Es importante dejar en claro que las prácticas como el reiki no solo abren puertas a la acción extraordinaria del demonio sino que también pueden generar confusión respecto a lo que creemos como cristianos y la confusión en lo que creemos termina afectando, aunque no queramos, nuestra propia salud espiritual. 

              Dios no es una “energía impersonal”, Dios es un Ser Personal: Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta es la primera verdad que debe creer todo cristiano. Dios es Uno y Trino: tres Personas distintas, un solo Dios verdadero. En segundo lugar, Dios es el creador y todo lo demás es creación de Dios que sin Él no existiría.