Vivir con mucha fe toda la Santa Misa de sanación trae siempre abundantes bendiciones y paz al alma. Por ejemplo, el momento en que pedimos perdón a Dios, escuchamos el Evangelio y rezamos el Credo… allí recibimos consuelo al alma y comenzamos a liberarnos de cualquier maldad, opresión, malestar, etc.

   Pero concretamente hay 3 momentos de mucha fuerza espiritual y es precisamente allí donde podemos demostrar a Nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Virgen nuestra confianza, pidiéndoles humildemente su ayuda en las necesidades que traemos a la parroquia.

1) La consagración: es Jesús mismo que se hace presente realmente sobre el altar. Bajan muchos espíritus celestiales junto a Él… ángeles, arcángeles y santos. De manera especial también baja del Cielo la Santísima Virgen a adorar a su Hijo a los pies del altar. Muchos fieles han experimentado liberación en el instante mismo que el sacerdote proclama las palabras de la consagración… es el caso de Macarena, muy conocido en nuestra parroquia por haberse liberado totalmente de una posesión diabólica durante la consagración.

      A continuación les compartimos la hermosa consagración vivida en la última Misa de sanación:

2) Procesión con el Santísimo Sacramento: Jesús ya se acercó íntimamente a todas las almas en la Eucaristía, pero acá es tiempo de adorarlo, alabarlo y profesar nuestra fe en Su divinidad. Si nos ponemos a pensar, Jesús continúa caminando en medio de los más necesitados, de los afligidos y agobiados, tal como lo hizo durante su vida… y podemos llegar a recibir un milagro como la hemorroisa del Evangelio, quien con solo tocar el manto de Nuestro Señor, fue bendecida y compensada así por su gran fe y humildad.

3) Oración de intercesión: Jesucristo es Sumo Sacerdote y sigue actuando a través de sus ministros. Por eso, no debemos dudar del poder que se le ha otorgado a los sacerdotes, sobre todo en el hermoso sacramento de la confesión. Luego de la Santa Misa y siguiendo la jornada de liberación, el padre René intercede sobre cada enfermo pidiendo su sanación… si bien es verdad que recibió del Cielo esta gracia, es necesario una verdadera humildad, fe y vida de oración por parte del que sufre para lograr su completa liberación.