Existe un lugar en la Tierra adonde la Santísima Virgen desciende cada día a orar con sus amados hijos y a dejar sus mensajes, ese lugar se llama “Medjugorje”, una pequeña aldea católica de Bosnia-Herzegovina, que significa “entre montañas”. Y lo que es más sorprendente es que hoy, 25 de junio de 2021, ¡Se cumplen 40 años de visitas diarias de nuestra Madre del Cielo!! Podemos decirle, como Santa Isabel en la  Visitación: “¿Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a visitarme?”. No somos dignos…

        Pero Ella sigue bajando a la tierra en búsqueda de sus “queridos hijos”, como nos llama en sus mensajes, y no se cansa, porque es Madre, porque tiene una misión encomendada por Jesús a los pies de la cruz: “Madre, aquí tienes a tu Hijo”.

         Y como lo hizo en las Bodas de Caná, Ella nos viene a repetir lo mismo en estos tiempos: “Hagan todo lo que Él les diga”.

         En esa pequeña aldea, donde parece que no pasara nada….porque así actúa Dios, en los pequeños, con los más insignificantes y en los lugares más extraños, porque así podemos ver su poder, su fuerza, su acción de amor, allí en ese lugar está el cielo más hermoso de la Tierra. Todo en Medjugorje nos habla del Cielo…..esa Paz….ese amor de la Virgen, esa seguridad de estar cerca de Dios….no se puede experimentar en ningún otro lugar, creo yo, excepto en la santa misa.

        Es que allí nuestra Santísima Madre nos recuerda que no somos de este mundo, que hemos sido creados con un propósito más grande, que somos Hijos del Altísimo, que nuestra verdadera Patria es el Cielo. Y cuando entendemos este mensaje de María, se nos da vuelta el mundo, todo cambia, y empezamos nuestro camino de conversión, empezamos a ordenar a nuestras vidas porque empezamos a tener una meta verdadera y empezamos a caminar de la mano de nuestra Madre, más seguros, con más paz y confiados en su infinito amor que nos lleva cada día adonde tenemos que estar, adonde nuestro Padre celestial nos quiere que estemos.

       Gracias Madre por estos cuarenta años de amor incondicional, no tenemos palabras suficientes de agradecimiento, no alcanzarían todas las palabras del mundo, pero lo que sí podemos hacer es entregarte nuevamente nuestro corazón y nuestra vida para que nos sigas moldeando, para que nos sigas enseñando y guiando y seamos algún día esos apóstoles tuyos que estamos llamados a ser.

     Les comparto el mensaje hermoso que nos dejó nuestra Madre en Medjugorje el 2 de junio de 2019 que presenciamos junto al padre Rene, en la peregrinación de sus Bodas de Plata:

 “Queridos hijos, solo un corazón puro y abierto hará que realmente conozcáis a mi Hijo, y que todos los que no conocen su amor lo conozcan a través vuestro. Solo el amor os hará comprender que él es más fuerte que la muerte, porque el amor verdadero ha vencido a la muerte y ha hecho que la muerte no exista.

Hijos míos, el perdón es la forma más sublime del amor. Vosotros, apóstoles de mi amor, debéis orar para que podáis ser más fuertes en el espíritu y podáis comprender y perdonar. Vosotros, apóstoles de mi amor, con la comprensión y con el perdón, dais ejemplo de amor y de misericordia. Poder comprender y perdonar es un don, por el que hay que orar, y que hay que cultivar. Al perdonar, demostráis que sabéis amar.

Mirad, hijos míos, cómo el Padre Celestial os ama con gran amor, con comprensión, perdón y justicia; mirad cómo me da a vosotros, Madre de vuestros corazones. Heme aquí, en medio vuestro, para bendeciros con la bendición maternal, para invitaros a la oración y al ayuno, para deciros que creáis, que tengáis esperanza, que perdonéis, que oréis por vuestros pastores y, sobre todo, que améis incondicionalmente. Hijos míos, seguidme. Mi camino es el camino de la paz y del amor, el camino de mi Hijo. Es el camino que conduce al triunfo de mi Corazón. Os doy las gracias.”

Toda tuya, Mariela.