🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Domingo 4 de octubre de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (21, 33-43): «En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola:
«Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la cosecha, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando:
«A mi hijo lo respetarán».
Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros:
«Éste es el heredero.Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia».
Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?»
Ellos le respondieron:
«Dará muerte terrible a esos desalmados y alquilará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo».
Entonces Jesús agregó:
«¿No han leído nunca la Escritura que dice:
«La Piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?»
Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Al terminar el evangelio Jesús les dice a los judíos que les será quitado el Reino de Dios y se les dará a un pueblo que produzca frutos.
Así la Iglesia catolica, fundada por nuestro Señor Jesucristo, será la encargada de trabajar para la salvación de las almas.
Hoy recordamos a un gran santo, que trabajó muchísimo para el Reino de los cielos: San Francisco de Asís. Fue un hombre que imitó muy de cerca a nuestro Señor Jesucristo, vivió la pobreza total, y de esa manera ayudó a la Iglesia de su tiempo, que estaba muy aburguesada.
Se desprendió totalmente de sus bienes familiares y tuvo la gracia de que Jesús le dijese en la Iglesia de San Damián: «Restaura mi iglesia».
Así San Francisco trabajó muchísimo por la iglesia de su tiempo, era un hombre tan entregado a Dios que recibió los estigmas de Jesús.
Si hay algo muy importante en que tenemos que imitarlo es que jamás se buscó a sí mismo, combatió contra la vanagloria con la que el maligno intentó tentarlo.
Pidamos a este gran santo la gracia de que siempre tengamos una gran humildad y seamos desprendidos de todo apego terrenal. A.M.D.G.