🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Sábado 12 de septiembre de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (6, 43-49): «En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que produzca fruto bueno. Cada árbol se conoce por sus frutos: porque no se recogen higos de las zarzas, ni se cosechan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón; pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Por qué me llaman «Señor, Señor», y no hacen lo que digo? Les diré a quién se parece el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica: se parece a uno que, al construir su casa, hizo una excavación profunda y echó los cimientos sobre roca; vino una creciente, chocó el río contra aquella casa, pero no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida. Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a uno que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos; chocó el río contra ella, e inmediatamente se derrumbó desplomándose».
A lo que tenemos que aspirar en nuestra vida espiritual es a tener nuestra casa, nuestra alma, construida sobre la verdadera roca, que es Dios.
Sin embargo no lo hacemos, y cuando nos llegan las adversidades y contrariedades, al estar nuestra casa construída sobre cimientos débiles, se produce el desequibrio emocional, llega la desesperación.
Y no queremos aprender, porque volvemos a caer en los mismos problemas, necesitamos un verdadero cimiento. Si no estamos bien unidos a Dios la casa estará vacía y floja, pero si está Dios ocupando el primer lugar Él será nuestra roca, nuestra fortaleza para afrontar las distintas tempestades de la vida.
Pidamos a nuestra Madre Santísima la gracia de tener firme nuestra casa, sostenida sólo por Dios. A.M.D.G.