🗡️ESPADA ESPIRITUAL
Viernes 4 de septiembre de 2020
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (5, 33-39): «En aquel tiempo, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:
«¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?»
Jesús les contestó:
«¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces ayunarán».
Les dijo también una parábola:
«Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se echan a perder.
El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres.
Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: El añejo es mejor».
Los escribas y fariseos van a interrogar a Jesús, preguntándole por qué sus discípulos no ayunaban ni hacían oración como los discípulos de Juan. Entonces Él les respondió que los amigos del esposo no pueden ayunar mientras están con Él, es mucho más importante compartir con el esposo. Ellos vivían atendiéndolo, escuchándolo y siempre en obediencia a Cristo.
Esto no quiere decir que Jesús no esté de acuerdo con el ayuno, sí está de acuerdo, y Él mismo hizo ayuno durante cuarenta días. Incluso aconseja también a los apóstoles hacerlo para sacar algunas clases de demonios.
Y el ayuno lo sigue predicando la iglesia, así nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, y en muchas apariciones nuestra Madre Santísima lo aconseja.
Pidamos a Ella, nuestra Madre del Cielo, nunca alejarnos de Jesús y que interceda por nosotros para obtener la gracia del ayuno frecuente. A.M.D.G.