Esta vez me toco a mi…quiero dar a conocer mi testimonio, debo confesar que no es fácil, siempre pensando en el  “que dirán”…pero estoy segura que esto puede servir  a que  muchas familias se acerquen  a Dios y a su sagrada casa “LA IGLESIA”.

Todo empezó en mi casa, donde entrabamos y solo veíamos oscuridad, sentíamos angustia, indiferencia, luego ese estado nos acompañaba en nuestra vida cotidiana, sin entender el por qué, decidimos conversar esto que nos pasaba  a nuestros familiares y amigos, quienes nos aconsejaban ir a la Iglesia, pero siempre estaban los palos en la rueda, a la que nunca podíamos llegar, a partir de contar esto comenzaron situaciones raras en mi casa, ruidos, sombras, objetos que se caían, de lo que familiares y amigos eran testigos.

Hasta que una noche luego de una gran discusión con mi marido sin sentido, solo odio y rencor de un momento al otro ,me di cuenta que algo extraño se había apoderado de mí y disfrutaba del dolor de él y de mis hijos, quienes no entendían lo  que estaba pasando, y yo tampoco, el único objetivo era hacerles daño, sentía que enloquecía, no lograba entender porque mi actuar, porque mi mirada en ese momento no era la mía, hasta que comprendí que esa no era yo ,una lucha interna comenzó y con el apoyo de mi esposo, quien me decía “yo no te voy a dejar, esta no sos vos” comenzamos a  rezar y juntos fuimos a la iglesia esa misma noche, abandonando mi hogar junto a mis hijos y ahí fue  donde encontré la paz. Decidimos no volver a la casa y al otro día fuimos nuevamente a la iglesia, donde fuimos recibidos por una señora quien amablemente nos escuchó y nos acercó al Padre René, un ser de luz, quien con su poder divino trajo a mi hogar y a cada uno de nosotros nuevamente la felicidad. Lo único que necesitábamos era tener fe y así fue, damos gracias a Dios y a su elegido para comenzar a andar juntos, nuevamente el camino de la fe!!

GRACIAS PADRE!!!

Alejandra Vera – Empalme Lobos.