El Domingo 11 de abril amaneció lluvioso, frio y ventoso; cualquiera diría espectacular para encerrarse y ver películas con unos ricos mates y torta fritas; pero no, era domingo de Misa de sanación, al aire libre, donde cientos de personas esperan segundo a segundo en Empalme Lobos o desde algún canal en directo, la liberación, que solo con mucha Fé en Jesucristo pueden alcanzar.
   Como no puede ser de otra manera, la Madre del Rey de la misericordia, ordena que se abra el cielo, que sople el viento y seque la alfombra de la Iglesia sin techo y de paso le pide al Sol que baile. No estamos locos, lo vemos, lo sentimos, lo vivimos, nada es imposible a los ojos de Dios.
Un capítulo más se escribe en la Obra del Padre René, como Tomas seguimos insistiendo y queremos ver, el Misericordioso nos sigue curando, nos sigue invitando a poner el dedo en la llaga para que demos testimonio “El vive y es el único hijo del Dios todo poderoso”.
Paz y bien. Alexis Cartasegna.